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Técnicas de la industria llegan al
campo.
La gestión de calidad está fuertemente instalada en las fábricas.
En el campo aún parece una novedad, aunque ya hay empresas
que la aplican con buenos resultados.
En la carrera por ganar competitividad en
el campo con tecnologías innovadoras, el aumento en
escala y el trabajo integrado con los diferentes eslabones
de la cadena de valor, entre otros aspectos, ponen de manifiesto
la necesidad de implementar nuevas herramientas de gestión
para hacer frente a un universo de tareas cada vez más
complejo, que una administración tradicional no podría
afrontar con eficiencia.
Hoy, la clave para una gestión eficiente de la actividad
agropecuaria está en el permanente enlace entre las
tareas productivas y la información. Para el primero
de los casos, las buenas prácticas apuntan a mejorar
las técnicas de producción y se basan en la inocuidad
de alimentos, en la seguridad del trabajador, en el cuidado
de ambiente y en el bienestar animal.
En tanto, un sistema de gestión y trazabilidad permitiría
lograr un eficiente manejo de la información y, mediante
su ordenamiento sistémico, alcanzar el verdadero conocimiento
por parte de la dirección de las empresas para la toma
de decisiones. La gestión de la calidad está instalada
en las pymes industriales desde hace más de una década.
Todos contentos
Orlando Williams es un exponente de esta nueva familia de productores
que decidió hacer frente a los nuevos desafíos
que deparaba la gestión de su campo, con la implementación
de buenas prácticas agropecuarias y normativas de calidad
certificada. Con una campaña de experiencia, este productor
destaca los logros obtenidos.
Williams comanda el establecimiento mixto La Suerte, ubicado
en la zona Norte de Buenos Aires, de Aacrea, y es fundador
del CREA Alberdi. Allí, hace ganadería de cría
e invernada, y producción de trigo, soja y maíz.
Además, está al frente de otro campo en Concordia,
Entre Ríos, y de fracciones alquiladas en Tres Arroyos,
Santa Fe y Corrientes.
"Antes de subirme a esta propuesta, el problema era tener al
día y en el momento necesario los datos que se requerían
desde Buenos Aires, donde se encuentra la administración
de la empresa. Así empecé con el sistema de gestión
y trazabilidad, con el objetivo de organizar la papelería,
los stocks, la entrada y salida de insumos, los remitos y las
facturas", dijo.
Si bien el personal estaba acostumbrado a hacer cursos de capacitación
con el CREA, la idea tardó en prender. "Hoy están
chochos", se entusiasmó Williams. Hasta el gerente de
Buenos Aires viajó por primera vez al campo y ahora
hace reuniones periódicas, mientras el personal realiza
cursos de seguridad laboral y primeros auxilios (fundamentales
para los trabajos que se realizan en la planta de silos del
establecimiento), entre otras actividades que forman parte
de las buenas prácticas agropecuarias.
Incluso los satélites de la empresa (como el veterinario,
el consultor reproductivo y nutricionista, y el técnico
de monitoreo de cultivos) comprendieron que esta iniciativa
es mejor para todos.
"Hace unos días, mi hija me llamó la atención
sobre las incorporaciones. Me dijo que mi empresa se parece
más a una industria que a un campo, con carteles de
primeros auxilios, matafuegos, botiquines, lavamanos...", contó Williams,
y resumió: "Apuntamos a que las cosas se hagan bien,
que se cumplan tal como son planificadas y, si hay algún
desvío, queremos conocer por qué ocurrió y
prever que no vuelva a suceder".
Además, "La Suerte es un establecimiento habilitado
por Senasa para la exportación de carne y es muy probable
que próximamente exijan a los frigoríficos de
la Unión Europea que compren hacienda en campos que
estén en planes de buenas prácticas y certificados",
afirmó Williams, al señalar otra de las ventajas
del sistema.
Procesos estandarizados
Horacio Cevasco administra cerca de 6.000 hectáreas
pertenecientes a la empresa El Progreso de Rawson, con campos
propios y arrendados en Chacabuco y Chivilcoy. Las actividades
son básicamente agrícolas, con un 20% de ganadería
de cría. El esquema productivo de El Progreso comprende
un sistema diversificado con rotaciones de cultivos y especialidades,
y la adopción de innovaciones permanentes como, recientemente,
el manejo de la heterogeneidad ambiental.
Así, la complejidad del negocio llevó a Cevasco
a buscar herramientas que le permitieran generar información
confiable sobre su empresa para la toma de decisiones."
Hace un año que empecé a trabajar con un sistema
de normas de procedimientos que se basa en las ISO 9.001 y
9.004, adaptadas a las necesidades del sector agropecuario",
comentó Cevasco.
Así, se detectaron costos ocultos y duplicaciones de
tareas que, en la actualidad, después de una campaña
de trabajo en la implementación de las normas, generaron
cambios en la empresa.
Se reubicó a parte del personal, se reformó el
sistema de remuneraciones, se crearon nuevas instalaciones
y se hicieron contratos de cosecha con umbrales de rendimientos
que el contratista debe cumplir, con premios, castigos y controles
de pérdidas.
También se están desarrollando manuales de procedimiento
para la manipulación de las semillas en todo el proceso
(cosecha, postcosecha y almacenaje, así como en la posterior
curada y siembra).
"Tenemos planillas estandarizadas. Hasta el último peón
del campo escribe, conoce el plan sanitario que se lleva adelante
durante todo el año y tiene procedimientos para actuar
de un modo correcto cuando se manifiestan determinados síntomas",
resumió Cevasco, orgulloso de estos adelantos.
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